La presión académica y psicosocial incrementa los trastornos mentales en jóvenes, poniendo en riesgo su bienestar y futuro.
La etapa universitaria es un período crucial en la vida, caracterizado por la transición de la adolescencia a la adultez joven. Durante este tiempo, los estudiantes consolidan sus proyectos de vida, alcanzan la mayoría de edad, asumen nuevas responsabilidades sociales y enfrentan crecientes presiones psicosociales. Estas circunstancias pueden incrementar su vulnerabilidad a trastornos psicosociales, como la ansiedad y la depresión.
Los estudiantes universitarios suelen enfrentar un mayor riesgo de deterioro en su salud mental, convirtiéndose en uno de los grupos más estudiados en relación con la ansiedad. Este riesgo se debe a las exigencias psicosociales y académicas que enfrentan, además de los altos niveles de estrés que experimentan. Estos factores combinados pueden llevar a problemas significativos de salud mental, como: trastornos depresivos, ansiedad, ideación suicida y abuso de alcohol y drogas, entre otros. Que a menudo se acompaña de síntomas vegetativos como cefalea, taquicardia, opresión torácica, malestar epigástrico e inquietud. No es una condición clínica normal, es una señal de alerta que advierte de un peligro inminente y permite al individuo tomar medidas para afrontar dichas amenazas y restaurar su salud mental (Kaplan, Sandock y Sadock, 2009). (Bohórquez, 2007).